viernes, 17 de octubre de 2025

La exclusividad de llamarse Ambrosio


El revolucionario invento del video doméstico donde asistías al video-club con tu pareja y entre disputas, decidíais la elección de "Flor de Otoño" o "Murieron con la botas puestas" para visionar en la intimidad de tu hogar, sin tener que desplazarte al cine, evitando la incomodidad y el gasto que ello suponía, quedó ventajosamente mejorado por la aparición de las plataformas cinematográficas (Streaming On-demand).
Un cine sin fin, sin tener que volver al video club, en un plazo pre-fijado, a retornar la película escogida, con el fastidio que ello conllevaba.


Doble mal negocio. Con la primera innovación ya habíamos matado el gusanillo (perder la costumbre); rompiendo la liturgia de disponernos en cuerpo y alma a abrazar los dones que visionar, Sensurround incluido, una película en una sala creada para tal fin, nos aportaba. 

Con el segunda y definitivo (esperemos) avance ascendimos al estado contrario a morir de éxito, que es palmar por saturación.


Alguien tendría que poner orden y avisar a estas compañías que paren máquinas. No se trata de confundir cantidad con calidad. Mejorar su oferta permanentemente y agrandar su catalogo inabarcablemente no supone una ventaja para el espectador. Más bien al contrario. Según sesudos estudios realizados al respecto, el tiempo empleado en la selección para elegir un producto excede al dedicado a la visión del mismo. Es decir, pasamos más tiempo buscando que viendo. Lo cual es una verdadera pena y un derroche inútil.

Es aquí donde se hace necesario un Ambrosio, que, compagine su labor de  mayordomo-chófer, rastreando para nosotros como un sabueso un film interesante, según nuestras preferencias, entre la vorágine de títulos en cartelera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario