jueves, 27 de junio de 2019

La Dudosa Gratuidad De Soñar Cap. III



Más notas para aburrir más:

"Para academizar sus inconexas reflexiones y dotarlas de epatante contenido, profundizó (bebió) en los clásicos, tan citados, por otra parte, como poco leídos. Y rememoró ilustradores pasajes de la antigüedad: Sansón y Dalila, Marco Antonio y Cleopatra, Romeo y Julieta, Bonnie & Clyde. Tiró, finalmente, de Saco y Vanzetti, Narciso y Goldmundo, Seix Barral y Justerini & Brooks".

"Ante la improbable posibilidad de investigar su matrimonio para evaluar su condición de conveniencia legal, atormentándola, le sugería como fruta preferida acordada, una distinta cada vez, siguiendo las diferentes variedades de la temporada"

"Con la misma naturalidad que se adicionan nuevas palabras al diccionario, ajustándose a las rabiosas necesidades de los tiempos, deberían causar bajar otras, ser reemplazadas, por desuso y envejecimiento. Mi primer voto para su rápida eliminación sería para el adjetivo empedernido, por cuestiones obvias, y como consecuencia, la siguiente: el sustantivo romántico."



"Fruto de un orden aleatorio y clasista, somos los primeros damnificados. En origen.
Participantes en la rifa de la belleza adquirimos nuestro boleto con el sorteo ya celebrado, y, los premios, por tanto adjudicados. Los feos somos envejecidos prematuros, que empiezan por el final.
Con lo cual tenemos mucho ganado.
Frente al declive natural e inapelable de la naturaleza, no habrá desilusión ni sorpresas.
En la lejanía, sin acritud y sin posibilidad de reclamación ni impugnación, me acompaña sólo el recuerdo de una nana triste y melancólica, acurrucado, ante la lumbre con su fuego crepitante y evocador."



Con la llegada del calor, bajo este sol torrencial y justiciero, aflora un vendaval de barrigas, un bosque de formas geométricas orondas, de todos los tamaños, de todas las procedencias en un  festival igualitario y transversal de la clase media. Los ricos con la lubina dos salsas, no cogen tripita, y, se divierten, en lugar de acumular kilos, con adicionar puntos y descuentos para nuevos destinos con su compañía aérea de referencia. Esculpen su cuerpo mientras que los pobres se trabajan su barriga.

El verano es traicionero, es una sirvengüencería y tiene esa peculiaridad. Permite salir del letargo y tener protagonismo a zonas que con la flexibilidad de la moda, con ropas anchas y evasés, quedan el resto del año disimuladas. Ya digo, es una plaga de embarazados estériles. Paseantes que se aferran a su melón, adosados, como el último y único reducto de su propiedad o conquista social.

De todos modos, más allá de la estética. ah! la estética, es una evidencia palpable de que el personal come mal. Luego, para compensar, nos ametrallan con anuncios sobre los problemas del intestino irritado y sus urgentes remedios.



En el organizado caos con que se gobierna el Universo, una de sus múltiples y complejas redes, satisfaciendo aparentemente un apartado de comicidad, moviliza a los individuos, a todos nosotros, alineados, organizados, con similar precisión de una planta envasadora de refrescos, por afinidades, por caracteres, por su idiosincrasia.

Se diría, que, apoyándose en alguna suerte de horóscopo cabalístico nos activa, de tal modo, que nuestras decisiones, incluso las más trascendentales, están sujetas a su arbitrariedad.

Este fenómeno no es nuevo, y, lo conocen, todos aquellos que están detrás de un mostrador, es decir, quienes tienen trato directo con el público. Se aprecia en un día x donde aparecen todos los conflictivos, los indecisos, o los simplemente, ladrones. A los que en el argot, se etiquetan, comúnmente, "con el pie cambiado". 
Es como si una fuerza sobrenatural y caprichosa les abriera la puerta, soltando a todos aquellos que padecen y comparten la misma "especialidad".



"Si escuchando estas canciones te embarga la nostalgia y no el juzgado: felicidades; si además has sobrevivido al advenimiento de la píldora, las compresas con alas, las sesiones dobles de dos westerns, el blanco y negro, el fenómeno suecas, papá ven tren, eurovisión context, crónicas de un
pueblo, mis manos en tu cintura, joaquínprat y lauritavalenzuela, el destape, estesopajares, las leandras, cantudo, nadiuska, estrada, el salto de la rana, urigeller, estudio abierto, mis manos mi capital, el baúl de los recuerdos, la loladespaña, lamasgrande, y todo lo que siempre quiso
saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar, pues, adelante, no resultó fácil llegar hasta aquí, y, que nos quiten lo bailao. Si pueden."
(Dejado en algún lugar de YouTube)



"Cuando se bailaba por parejas, juntos, agarrado, y el baile era una excusa para estar agarrados, juntos, por parejas, estas canciones, y, las de este grupo, especialmente, (creo referirme a Bread) eran una bendición. Inauguraban el apartado conocido por los lentos, y los jóvenes varones nos enfrentábamos a la temida asignatura de conquistar, que no se estudiaba en ninguna escuela ni autoescuela, aunque suspendido, pudieras seguir presentadote todo el año,
incluso en setiembre."
(Abandonado a su suerte por YouTube)

lunes, 24 de junio de 2019

La Dudosa Gratuidad De Soñar (II)



Digasmolo sin rodeos. Sin eufemismos. Con toda su dureza / crudeza. El ser humano se ha tomado muy en serio, desde el principio, la naturaleza del trabajo como un castigo, y, por tanto, trata de burlarlo desde todas sus variantes. Lo del sudor de tu frente queda reservado para el deporte y la diversión. 
Se diría que la secuencia evolutiva sobre nuestra metamorfosis donde la completan, victoriosamente, seis fases o estados, es una visión optimista. Estamos lejos del mono desnudo, pero solo hemos conseguido vestirlo a medias, que vaya en taparrabos. (Y no lo digo solo por las manifiestas dificultades de lucir jaqué.)

Trato de resaltar que somos mejorables pero no por arriba, por la excelencia, sino al contrario, por abajo, en lo primitivo que aún no nos ha abandonado.



En US, cuya influencia por su cultura de asimilación, no tiene límites, tenían por costumbre en las relaciones laborales y al final del proceso de selección de un candidato, enfrentarlo a la gustosa prueba de sentarlo a la mesa e invitarle a comer. Es ahí, en ese apartado, en la desenvoltura con los cubiertos y la familiaridad del ambiente, donde ofrecemos una visión más exacta de lo que somos. De donde venimos.
Debe haber algo de razón en este estudio, pues, todos estos siglos de aprendizaje, no han servido para tomar el café con leche sin la cuchara dentro del vaso.

En un programa de televisión generalista cuyos canales ya no ve nadie, las parejitas escenifican su cita con la excusa de cenar en un restaurante del amor. El menú consiste en ensaladas y poco más, pero el espectador sufre no por el intríngulis de aparejarse, sino ante las verdaderas dificultades de los comensales para domar e ingerir los espagueti. La gente solo tiene el máster de engullir hamburguesas.

Mi opinión es justamente inversa, valemos en la medida que desempeñamos nuestro trabajo. Con nuestra implicación y desenvoltura. Es ahí, donde ofrecemos la verdadera valía de nuestra persona y si merecemos o no, que nos lleven a cenar.



Que se puede esperar de quien no conoce el sentido y valor de la puntualidad? Si empezamos por no observar rigurosamente la palabra dada, cumpliendola, todo cuanto suceda después estará sujeto al albur. Muchas empresas en previsión de los retrasos del personal han optado por el horario libre, que ofrece un margen de entrada y marca la hora de salida.

Muchos de estos comportamientos irregulares, deficitarios, vienen dados por la falta de voluntad. Entre los grandes triunfadores y el resto de humanos no existe una diferencia, en origen, insalvable, definitiva. De tal modo que nos incapacite para desarrollar las actividades en las que ellos triunfan. Lo que los convierte en ganadores es la capacidad de sacrificio, tesón, pundonor, la auto-estima. No son buenos, presdestinadamente, no eran mejores, se han hecho.

Existen maneras de ejercitar el "músculo" de nuestra voluntad, como es sabido. Todas dolorosas, como no podría ser de otra manera. La más a mano, consiste en entrenarlo realizando cinco o seis tareas diarias que nos disgusten, por el solo y simple hecho de vencer su desagrado.



Estampo aquí, en el muro de mi casa que es particular, un grafitti cívico y sentido, en un mensaje a mi mismo, con frases inconexas por la necesidad de explicarme, de interpretarme, de revelar el negativo, con la tranquilidad, que posiblemente, su contenido escape a la lectura de un visitante accidental e inesperado. 
Disciplinando, tal vez, mi propia voluntad en un destalle, liberador de lo innecesario, a este árbol que anida en mi, que me ha ido creciendo por dentro, brotando rama a rama, verso a verso, golpe a golpe, y, al observarlo, adivino facciones que recuerdan, lejanamente, tardiamente, a mi, rasgos desdibujados que luchan por aflorar, orondas sombras de jade, en ese otoño precoz, a su borrosa y extraña superficie.



Hay un mal envejecer dañino y cobarde en el aire, pues siempre supone ir a peor, renunciar, apurar páginas del libro de la vida. Una caducidad generalizada acechante y justiciera. Se intuye, a cada renovación de cualquier carnet en la actualizada foto del titular. Y se padece de mil maneras, pero, se va madurando, concretando, cristalizando, en la dificultad de abandonar el auto. En bajar, tomar tierra, salir. Lo que los taxistas, ágrafos y voraces, conocen en en su argot, como "desencochar".

Al juego infantil de pellizcar el dorso de la mano y comprobar la rapidez de la piel en recuperar su tersura inicial dependiendo de la edad, hay que añadir para adivinar los años, la facilidad en reincorporarse al abandonar un vehículo. Esa es tu edad real, independientemente, a la que indique tu DNI.



Repaso notas de atardeceres rojos o madrugadas en blanco, recordadas por pura y dura repetición, (cultura del esfuerzo):

"A mí efectivo método para liberarse del tabaco dejando de fumar, todavía sin explotar, le sigue, prometedoramente, un revolucionario sistema de adelgazamiento que tendré que perfeccionar, con ligeros retoques: no consigo bajar los 90 kilos."

"El concepto Oferta está asociado, indefectiblemente, a alguna suerte de delito. Lo mismo que Rebaja, su superiora jerarquicamente, que establecida, ya, goza de propia temporalidad. Ambas son palabras evocadoras, mágicas, y, salvoconducto al chalaneo, la estafa, el chanchullo o la martingala."

"En un acceso de realismo mágico, Hornachos es mi Macondo, utópico, personal e intransferible.
No confundir con Hornachuelos, protuberancia de moda nacida a la Capital, donde sólo pululan putas y señoritosª. 

"Sumergió sus extremidades inferiores en un preparado mar de abundante agua jabonosa. Bajo la espuma, el alivio fue inmediato, y, tan grande, que contrariado, lamentó contar con sólo dos pies para refrescarse."

"Bien mirado, los libros de auto ayuda son de una utilidad enciclopédica. Sobretodo para sus eximios autores, a quienes rescatan y ayudan económicamente, "quid pro quo, " a llegar a fin de... Año".




jueves, 20 de junio de 2019

La Dudosa Gratuidad De Soñar



Descartada toda posibilidad de recibir buenas noticias por el conducto tradicional del servicio de Correos, más allá de enlutadas notificaciones de impagos, multas y reclamos publicitarios, uno traslada la necesidad de saberse considerado, de sentirse, minimamente, establecido, superando la faceta de contribuyente, en otras nuevas formas de comunicación como por ejemplo el e-mail, que tanto juego cinematográfico ha dado.

Es decir, uno aspira, secretamente, a mejorar su amorosa cuenta de resultados recibiendo un extraviado mensaje final, definitivo, de Lupita, o de Afredito, según el caso, donde reconozcan su culpa, su error, lamentando, pasados los años, que lo nuestro no funcionara. 
Y se aferra a ello como tabla de absolución terrenal, pedestre, en una forma de redimir, no de corregir lo que pudo haber sido y no fue. Sabedor, por humana condición / convicción, que de haberse desarrollado los hechos de esta "otra" diferente manera, sería parejo el grado de nuestra insatisfacción.

En la orfandad de buenas noticias estábamos cuando apareció Fidel. 



Tea For Two Cha Cha

Estaba allí. Emergía, limpio, breve, claro, resplandeciente. 
Sobresalía entre la monótona parquedad que genera mi renuente actividad telemática, con la obstinada resolución que emplea la Naturaleza, para certificar y dejar constancia, en la estrecha junta de un muro de hormigón, por ejemplo, su fuerza renovadora con la irrupción de una frágil e insignificante plantita, -expresión mínima de ser vivo-, advirtiendo, calladamente, que nada podrá detenerla ni menos doblegarla.

Tiene algo este noble hobby de escribir, de casar palabras formando un tetris legible, con sentido, comparable al oficio de minero, pues te adentras hacia el interior de ti mismo, descendiendo también por ascensores improvisados, hacia galerías insondables y corredores propios desconocidos, en busca de material susceptible de arder, y, que con su combustión marche y fluya la prosa del relato. Aquí libre de respirar el nocivo grisú, desde luego, pero, expuesto, de no encontrar nada, al salir de vacío, a inhalar el tufo del ridículo, que es una forma segura de morir, siquiera sea, literariamente.



Para ello, para ese descenso introspectivo a los infiernos, resulta imprescindible mantener amaestrados los demonios interiores. Ocupados como en aquel antiguo juguete, donde un pequeño chimpancé practicaba infinitas piruetas en un columpio. Ya que parecen inevitables, al menos que cooperen, que estén de nuestro lado. 
Esos duendes / gremlins inquietos y guasones, lo adivino, que, seguramente, nos aportan la función de observar la realidad con otro necesario punto de vista: descreído, ácido y refractario. 

Es momento que rinda homenaje, ya, al medio. A este medio. Con sus lógicas reservas si se desea, como nuestra dolorosa pérdida de intimidad, la vulnerabilidad que ello conlleva traducida en desasosiego, dibujandonos una cara hosca y conformando, renuncia a renuncia, nuestro carácter agrio e irascible.

La tecnología ha avanzado con tanta rapidez que ha dejado atrás a sus actuales consumidores, cementerio vivo de suspensos, de tal modo, que nos les cabe un giga más, no les entra otra nueva actualización, y los gurús de la tribu ya se las pelan creando robots como cualificados destinatarios de sus próximos avances.

Pero así y todo, me declaro abiertamente defensor y partidario. Es impensable que estos rudimentarios pensamientos pudieran estar disponibles en cualquier parte del Globo con sólo estar abonado a Internet.



En el pasado, la gran conquista estuvo en que viajaran las mercancías, como conseguir el reto que el chorizo de Pamplona llegara más rápido. Bueno, primero, como con la gallina o el huevo, fue fabricar el embutido. Pero ahora, con la saturación del consumo, ante una inapetencia general hacía los objetos, en un descrédito total de los cachivaches, el gran desafío, el futuro que se decía antes, es la venta de ideas. La innovación, en si misma, como producto. Como negocio. Debe ser lo único que no engorda.

Y no porque, con sus adelantos, haya certeza de acercarnos a un mundo mejor. Ni tan siquiera, a sus plácidas inmediaciones. En la retro alimentación del sistema, cualquier cosa es peor que se enfríe, que se pare. 
Hemos claudicado aceptando la paradójica máxima de si hay que ser infeliz, seamoslo a lo grande. Con los punteros adelantos de última generación, en pantalla panorámica, a todo confort.



Comprobando que hemos llegado, a tantos frentes, tarde. Y perdido, por tanto, muchas batallas en la mayoría de los casos por nuestra incomparecencia, ganándonos la consiguiente eliminación. Como en la lucha del cambio climático. Con ese desprecio a nuestra casa común. Pero donde el ser humano demuestra sus mayores carencias es en la gestión de los residuos. Como escarabajo pelotero, en la porquería. Es ahí, con diferencia, donde se erige más incompetente. Donde resulta todo un invencible campeón.

Somos muchas cosas. Nos conforman diversos parches y retales en función de lo que ingerimos, de lo que respiramos pero nos explican nuestros comportamientos, detalles menores pero simbólicos, en el taquímetro de nuestra vida. Por la basura que generamos se puede hacer un análisis fidedigno de nuestro periplo vital. Y por su tratamiento.

Nuestra incapacidad crónica, más allá de la especialización mínima que, socialmente, nos avala y nos da de comer, se muestra, ya, en la preparación del familiar cubo de la basura. La gente no sabe protegerlo, adecuarlo, con papeles que forren la base interior de la bolsa de plástico para recoger restos líquidos de peligrosas salsas que ante cualquier mínimo poro, deja escapar un inevitable e incalificable reguero marcando con su rastro la portería y el ascensor.



Lamento esta elemental y pueril recomendación de intendencia tan superada y añeja como la advertencia sobre la "prohibición de sacar los brazos por la ventanilla" en el campo del transporte, pero unos famosos humoristas cosecharon su mayor éxito enseñando a llenar un vaso de agua
Pero abundando y acabo. 
El saco, la bolsa, no es obligatorio llenarla hasta el extremo que dificulte su cierre para sacarla al correspondiente contenedor. Si apuramos su llenado en exceso comprometemos su traslado con una inoportuna rotura y siembra de cáscaras frutales aunque, ahora, si, hayamos forrado su interior, con papel, precavidamente.

Todo esto no es nuevo. Todo el mundo lo sabe. Y al leerlo es imposible contener una sonrisa conmiserativa que justifique la pérdida de nuestro tiempo en algo totalmente manido y olvidado.
Si. De acuerdo. Es conocido por todos, pero, como sucede con los preceptos religiosos, muy pocos lo siguen, lo cumplen. Vivimos, una gran mayoría, instalados en la comodidad de asumir el mínimo de funciones. De tareas. O realizarlas de la forma menos exigente. Siglos más tarde, no hemos erradicado a los pícaros, se han, simplemente, reformado.