Lou Perez - Para La Fiesta Voy
Asistimos en Basilea a la Feria de Joyería, cuando lucir oro era una aspiración generalizada, casi exigencia social, y limitados por el presupuesto tanto como ignorantes de la rigurosidad del clima, aparcamos el coche a la intemperie y decididos a regresar a primera hora, para que cundiera el día, intentamos encenderlo con la determinación y la insistencia que sólo unos desplazados son capaces de derrochar.
En estas, en pleno proceso de activar el Ritmo (Seat), sobre las 9 horas de la una gélida y gris mañana suiza, como solo se conceden en la Zona, una señora paseando el perrito nos increpó y recriminó, desde su cultura evolucionada, aquel ruido infernal y la estampa de bárbaros por el trasiego generado en pos de nuestra partida.
Recordaba este lejano incidente a propósito de la instaurada costumbre de celebrar verbenas, donde la Festividad es un salvoconducto para todo tipo de vulgaridades y excesos.Alentado por los logros conseguidos en materia taurina y de restricciones en el hábito de fumar, impensables hace pocos años, y una conciencia mayor de respeto hacia el Planeta y sus moradores, imagino un prometedor futuro donde esa tradición de encasquetar la fiesta, aun en contra de tu voluntad, por decreto, sea examinada y hasta expuesta a referéndum.No me imagino a "nuestra" cascarrabias vecina suiza, que como Alfred de Vigny, opinaría que "Seul Le Silence Es Grand, Tout Le Reste Es Faiblesse", padeciendo estas noches de jarana, petardos y descontrol.
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