Una peculiaridad del Quijote, del viejo Quijote, del de siempre, quizás sea, como al encabezamiento de cada capítulo condensa en una ajustada sinopsis, los pormenores lujosamente descritos, de la historia narrada a continuación. (Tomo prestada esa buena manera de proceder en la titulación de esta entrega).
Los libros, los discos, los souvenirs, nuestras cosas queridas, todo aquello que nos gusta y acompaña, tienen una vida independiente, propia, pero paralela a la nuestra, a la de sus dueños. Nos describen formando un conocido paisaje diseminado y constituyendo con su desorden ese marco sin el cual estaríamos desubicados, perdidos. Nos observan, calladamente, mudos, desde la distancia como nos movemos, atribulados, en nuestro discurrir diario, en espera, de que la casualidad, el azar, o vete tu a saber que, los saque de su asignado rincón, su reconocido sitio, y recobren, repentinamente, presencia y protagonismo.
Vaya, lo siento, no era éste. Ahora si.
Si, se trata, naturalmente, de Como Hablar Bien En Público de Dale Carnegie. Un manual de aprendizaje sobre eso precisamente, como desenvolverse con soltura ante gente, sea cual sea la cantidad o el motivo. Es un limpia, pule y engrasa o da esplendor para potenciar el don de comunicar.
La conclusión que sacas después de hojearlo repetidas ocasiones, desordenadamente, en todos los sentidos posibles, pues los capítulos son independientes como en El Quijote y se dejan leer salteados, también, como los guisantes, es que hay que reunir unas mínimas condiciones básicas para esto, como sucede en los demás ámbitos de la vida. Hay que haber nacido para ello, de alguna manera.
Y luego un continuo ensayo a base de una técnica estudiada, calculada, y una puesta a punto te lleva a conseguir esa experiencia en que todo se produce con naturalidad.
El texto ha perdido actualidad, que duda cabe, (máxime hoy, cuando los periódicos del día resultan antiguos), y, como los manuales de idiomas de la época recogían construcciones demodees al estilo de "la plume de ma tante" y "my tailor is rich" en el comienzo de sus lecciones, aquí también se respira ese tufillo ancien pero que es, entonces, lo que lo hace tan actual, preciado y, por tanto, recomendable?
(Escuchemos una canción y veamoslo, sin más).
El entusiasmo, su maravilloso e inacabable entusiasmo, que respira y transpira de cabo a rabo. Por todas su hojas, por todos sus rincones. El autor parece estar sentado a tu lado, insuflandote, con amabilidad y maestría, ese ánimo imprescindible para acometer cualquier Empresa que suponga vencer el ineludible miedo interior que atenaza nuestra capacidad y turba nuestro conocimiento. Ilusión, entusiasmo, convencimiento. Éstos son los tres pilares fundamentales para dinamizar y rentabilizar nuestras, pocas o muchas, capacidades.
Guardando las distancias, hace unos días entregué unos discos que un coleccionista me adquirió por Internet. La casualidad hizo que trabajara por mi barrio y dándome un paseo se los acerqué a su lugar de trabajo. Durante la entrega me consultó algo que dominaba ampliamente. Le descerrajé un arsenal de conocimientos sobre el tema motivo de su interés y de regreso en casa, le facilité, complementariamente, la info detallada, y ésta fue su escueta y reveladora contestación a mi mail:
Gracias, le pones tanta pasión que contagias.
Editado en los años 40 o 50, recojo aquí una primera edición que no sabría precisar sea la mía, pues los años transcurridos y los avatares de la vida del propio libro, su ignorada historia, me lo han acercado sin portada, gastado, y falto de algunas páginas preliminares, que aún le hacen más valioso, pero lleno de robustez y empuje.
Recojo el Índice donde sobresalen, a mi entender, con cierta dosis de humor, dos capítulos fundamentales:
V - Cómo evitar que el auditorio se duerma
VIII - Porte y personalidad en la tribuna
Éstas enseñanzas están encaminadas al pretendido fin inicial, pero son absolutamente interesantes incluso para quienes no vamos a tener que pasar el mal trago de enfrentarnos a un Auditorio.
Son toques de atención que consolidan lo que ya hacemos incluso de forma espontanea y nos educan de la misma primitiva forma, que, un día, aprendimos a utilizar con mayor o menor fortuna los cubiertos.
Siguiendo un programa televisivo en antena, (me encanta esta expresión, ya en desuso) de parejas citadas con fines amorosos, se aprecia lo desorientado que está el personal sobre cómo cultivar las relaciones humanas. (De alguna manera entronca con lo que estamos comentando).
Empezando por la indumentaria inadecuada en la mayoría de los casos, para la "especial" ocasión, pasando por familiaridades fuera de tiempo y lugar, salpicado, todo ello, con la confesión de intimidades que consiguen solo enfriar y diluir el clima, causando, precisamente, el efecto contrario de lo que se pretende.
Son lectores potenciales que harían bien en ojear este texto antes de aventurarse, con posibilidades de éxito, en una futura invitación.
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