sábado, 24 de octubre de 2020

De lo imposible, lo divino y lo humano.


Blue Mitchell - Hi-Heel Sneakers

El gran esfuerzo ya está realizado, hecho. Toda la energía creativa estira lo suficiente para completar el título. Y se condensa en él. No hay más, no da para más. De todas maneras, sería un esfuerzo estéril pues la gente, la masa, el mogollón, se queda en los prolegómenos, en las cercanías, en la anécdota. Nadie tiene interés en profundizar sobre el tema. No hay tiempo, ni ganas. Computar todo el spam que recibimos y sobrevivir a él, es un trabajo, un esfuerzo, un reto.

Nos hemos congregado, queridísimos hermanos / hermanas para lamentar, celebrar al inverso, que no haya información relativa a esta disco, a éste interprete, nada. Ni sobre su banda. Es como si alguien se hubiera tomado el ímprobo trabajo de borrarlo. En este caso, de silenciarlo.



YouTube, ese gran agujero negro que nos sobrepasa varios pueblos y galaxias, no da razón: no está, ni se le espera, y toda la ingeniería internista, los cuatro jinetes del Apocalipsis, no saben / no contestan. Te encaminan, ineludiblemente, a Raymond Lefèvre presentándolo como un Caín que hubiera usurpado su sitio a Abel.  Mimetizándolo, absorbiéndolo. 

Es el inconveniente de apellidarte como un famoso que haya destacado en una rama del Arte. Si te apellidas Cervantes, un suponer, no te dediques a la literatura, ni en minúscula. Pon un mesón, aunque ahora, tampoco.



Dado su silencio, su escasez de datos, pistas, info, lo convierten en más atractivo y valioso. 
La gente contacta conmigo en Wallapop interesándose por la disponibilidad de un artículo y tras mi respuesta afirmativa, decrece su deseo en poseerlo y declinan su compra. Es decir, entiendo que les interesaría si ya no lo tuviera, si se hubiera vendido, si fuera imposible conseguirlo. Somos así. Así somos.

A mi me sucede los mismo con Michel Lefèvre, con su disco, que parece un alias, un nombre falso, trampa, buscado para la ocasión y burlar como solía pasar tantas veces, las obligaciones contractuales exclusivas con las discográficas, tan avaras, cuasi voraces, que obligaban a grupos tan exitosos como Beatles a realizar conciertos y patearse el Globo Terráqueo para hacer caja, pues con su masiva venta de discos no conseguían ingresos, prácticamente.



Tiene la foto de nuestra anhelada portada un blanco y negro delatador, muy de los sesenta, finales de los 50, y se aprecia una uniformidad en el vestuario de los integrantes del grupo como signo de pulcritud y buen gusto impulsada por las exigencias del momento. 
La canción estrella es Kilimandjaro, nada, al parecer, con Las Nieves del Kilimandjaro éxito internacional del cantante francés Pascal Danel en 1967 y esto tendría que ser suficiente para acreditar que la grabación tendría que ser anterior, como la de André Popp / Pierre Cour grabada en el 1961 y con una sospechosa "d" en el nombre para evidenciar que estamos en otra cosa.



Incluye además este EP, rabioso formato de esos años, un Pasodoble (la Fete Espagnole), un Tango (Chispazo), un Cha Cha Cha (Ábreme la puerta) y el mencionado Slow Rock para contentar a todos los públicos.

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